sábado, 31 de mayo de 2014

LOS BIFENILOS POLICLORADOS

Las sustancias químicas se han sintetizado para que contribuyan a satisfacer las necesidades de la creciente población mundial. Con el paso del tiempo se ha determinado que muchas de ellas tienen comprobados efectos negativos. Tal es el caso de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (o COP) que, por su gran estabilidad (no se degradan en condiciones ambientales normales), se pueden desplazar a grandes distancias arrastrados por el aire y el agua, acumulándose en el suelo y bioacumulándose en tejidos humanos y animales.

Con la finalidad de hacer frente a los efectos negativos de estas sustancias la comunidad internacional ha suscrito el Convenio de Estocolmo, que es un acuerdo que regula el tratamiento de las sustancias tóxicas. Este convenio establecido en Estocolmo en el año 2001, entró en vigencia el 17 de mayo del 2004. Inicialmente el convenio regulaba doce productos químicos (“docena sucia”) (ver tema 78 de AQV) dentro de los cuales están los PCB. Desde el 2010, ya son 21 sustancias incluidas dentro de él y otras están en estudio.



Los Bifenilos Policlorados o PCB (del inglés PolyChlorinated Biphenyls) fueron sintetizados por primera vez en 1881 por Schmitt–Schulz (Alemania) y su producción industrial la inició en 1929 la empresa Monsanto (EEUU). Son una familia de más de 209 compuestos químicos relacionados (congéneres), de fórmula general C12H10-nCln (n = 1 a 10). El número y posición de los átomos de cloro determina sus propiedades químicas siendo mayoritarios los que tienen de dos a siete cloros. Físicamente, los PCB presentan un aspecto de fluidos aceitosos hasta resinas duras y transparentes o cristales blancos.

Los PCB son compuestos química y térmicamente estables, insolubles en agua, no inflamables, no conducen la electricidad, tienen baja volatilidad, se degradan a altas temperaturas, no son biodegradables y son bioacumulables. Por sus características fueron usados masivamente en innumerables aplicaciones industriales como refrigerantes (enfriadores) y lubricantes, para fluidos dieléctricos de condensadores, transformadores y balastros de luces fluorescentes; en sistemas hidráulicos, como adhesivos y lubricantes; en tintas, selladores en empaques, pinturas y barnices, en el papel carbón; en la construcción, en guarniciones de frenos y asfalto, etc. Se conocen por sus nombres comerciales, como: Abestol, Aroclor, Askarel, Clophen, Fenchlor, Inerteen, Kaneclor, Phenoclor, Pyranol, entre otros.

Desde 1979 la producción de PCB se prohibió en Estados Unidos y otros países. A pesar de ello, estos químicos aún persisten en el aire, agua y suelo, porque se bioacumulan y se transfieren dentro de la cadena alimenticia. Los métodos instrumentales actualmente empleados para detectar trazas ha permitido poner en evidencia que alimentos de consumo humano, como carnes, leche, huevos de gallina, vegetales, granos, etc., contienen concentraciones de PCB que sobrepasan lo establecido internacionalmente. La EPA estableció un límite de 0,0005 mg de PCB por litro de agua para beber.

Contenido límite permitido de PCB en alimentos
Alimento
Límite de
PCB (ppm)
Alimento
Límite de
PCB (ppm)
Leche
1,5
Alimentos para animales
2,0
Aves para consumo
3,0
Peces marinos y mariscos
2,0
Huevos de gallina
0,3
Alimentos para infantes y lactantes
0,2
Datos obtenidos de las normas de EEUU para los PBC de 1996. (1 ppm = 1 μg/g)
Citado por Miller-Pérez et al. (2009)

Los PCB interfieren en la producción y regulación de las hormonas esteroides y tiroideas al actuar como antagonistas o agonistas de los receptores hormonales. Afectan la función reproductora y alteran diferentes aspectos de la sexualidad. Actúan como inmunotoxinas que causan la atrofia del timo y afectan la respuesta inmune. Los PCB y sus metabolitos son carcinogénicos debido a la generación de especies reactivas de oxígeno que pueden producir daño oxidativo al ADN, provocar aberraciones cromosómicas y generar cáncer de mama, hígado, gastrointestinal, cerebral, etc. Atraviesan la placenta y llegan al feto, afectan el desarrollo del sistema nervioso y los tejidos, y pueden llevar a la pérdida fetal. También se asocian a deficiencias y a alteraciones en la atención, el aprendizaje y el desarrollo psicomotor del niño.

Se han desarrollado métodos térmicos, microbiológicos y químicos para degradar los PCB. Consisten en incinerarlos a altas temperaturas, tratarlos con ultrasonido e irradiación, la biodegradación por microorganismos, etc.

bibliograFÍA
- Loayza Jorge. Boletín Informativo sobre Productos y Residuos Químicos. N° 16 (Agosto, 2006) y N° 27 (Julio, 2007). Facultad de Química e Ingeniería Química. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima. Perú.
 - Miller–Pérez Carolina, Sánchez–Islas Eduardo, Mucio–Ramírez Samuel, Mendoza–Sotelo José, León–Olea Martha (2009) Los contaminantes ambientales bifenilos policlorinados (PCB) y sus efectos sobre el Sistema Nervioso y la salud. Revista Salud Mental Vol. 32  N° 4.  México.

- Secretaría del Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes. PNUMA. Los nuevos 9 COP. Abril. 2010.

MSc. JORGE LOAYZA PÉREZ <jeloayzap@yahoo.es>
ING. MARINA V. SILVA M. <vickysm02@yahoo.es>
Facultad de Química e I. Q. Universidad Nacional Mayor de San Marco. PERÚ.

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