sábado, 31 de agosto de 2013

LA PASTILLA MÁS POPULAR

El hombre siempre ha buscado en la naturaleza el alivio para sus males. Muchos de los medicamentos que utilizamos derivan de las plantas. Así, la Aspirina ha sido preparada a partir del sauce (Salix sp.). Desde antes de Hipócrates (400 a.C.) ya se usaba la corteza del sauce para combatir la fiebre (antipirético) y el dolor (analgésico). Durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII la corteza de sauce fue desplazada como analgésico por el opio hasta que, en 1763, el reverendo Edward Stone presentó un informe a la Real Sociedad de Medicina inglesa en el que detalla las propiedades analgésicas y antipiréticas de la corteza del sauce blanco.

En 1828 Johann A. Büchner, profesor de Farmacia de la Universidad de Munich, obtuvo de la corteza de Salix alba unos cristales amarillentos de sabor muy amargo que fue llamado “salicina” y encontró que éste es el responsable de su actividad. Esta sustancia también se encuentra en otras plantas como Spiraea ulmaria que más tarde inspiró el nombre de “Aspirina”. En 1829 el farmacéutico francés H. Leroux aisló la salicina en estado puro.

La salicina es fácilmente descompuesta (hidrolizada) originando glucosa y alcohol salicílico. La oxidación de este alcohol produce ácido salicílico (AS), que es más efectivo que la salicina pero tiene un excesivo sabor amargo y, por ser un ácido, causa irritación en las paredes del estómago. En 1859 el AS es sintetizado por Hermann Kolbe.
 
En 1896 la Compañía Bayer encargó a su joven químico, Felix Hoffmann, preparar una variante del ácido salicílico que no tenga sus efectos secundarios. El 10 de octubre de 1897 Hoffmann informó haber preparado el ácido acetil-salicílico (AAS) mediante una reacción de acetilación, para ello había modificado y perfeccionado el método empleado en 1853 por el químico francés Charles Fréderic Gerhardt.

En 1899 la Bayer registra el AAS con el nombre de “ASPIRINA” en la Oficina Imperial de Patentes de Berlín y empezó a comercializarla en forma de polvo, para posteriormente hacerlo como tableta o comprimido. La primera década del siglo XX fue testigo del éxito de la Aspirina en Europa y en EEUU. En la actualidad está registrada en más de 70 países de todo el mundo y sus propiedades terapéuticas han ido en aumento. Primero se la utilizó como analgésico y antipirético, luego se descubrió que era anti-inflamatoria y se usó para tratar la migraña, para prevenir los riesgos cardiovasculares, para ataques agudos de gota y otras numerosas indicaciones terapéuticas.

Durante la I Guerra Mundial, los empleados de la filial norteamericana de Bayer pasaron a ser posibles enemigos y, además, la patente americana ya había prescrito. Las instalaciones de Bayer en EEUU fueron confiscadas y subastadas y surgieron varios productos conteniendo AAS fabricados por otras compañías y a precios más bajos.

Entre los efectos adversos más frecuentes del AAS están pequeñas molestias en el estómago y en la primera porción del duodeno que son las zonas en las que se alcanza un mayor nivel de acidez. La complicación más grave son las hemorragias digestivas que están relacionadas con su acción irritativa sobre la mucosa gástrica e intestinal. Estos efectos disminuyen cuando, en vez de administrarlo en tabletas se lo hace en otras formas farmacéuticas que limitan su contacto con la mucosa gástrica e intestinal.

En 1971 el farmacólogo británico John Robert Vane demostró que las múltiples aplicaciones médicas del AAS derivan de su capacidad para bloquear la producción de ciertas prostaglandinas, que son derivados de los ácidos grasos y que se encuentran en casi todos los tejidos del organismo. Las prostaglandinas fueron descubiertas por Von Euler en 1930 y se encargan de regular muchas funciones biológicas como la fiebre, la inflamación de los tejidos, la coagulación sanguínea, etc. (Tema 33 de AQV). Ese mismo año (1971) Smith y Willis demostraron que el AAS bloquea de forma irreversible la producción de prostaglandinas en las plaquetas humanas.


El AAS es uno de los primeros fármacos sintetizados por el hombre; además, es el más popular y ha viajado hasta la luna en el botiquín de los astronautas. En 1950 fue incorporado al Libro Guinness de los récords como por ser el medicamento más vendido del planeta. El AAS, el paracetamol, el metamizol y otros forman un grupo de fármacos llamados “Anti-inflamatorios no esteroideos” (AINES), para diferenciarlos de los esteroides o hormonas de la corteza suprarrenal que también tienen efecto anti-inflamatorio.

BIBLIOGRAFÍA

Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad Nac. Agraria La Molina. PERÚ.

jueves, 15 de agosto de 2013

LA DOCENA 'SUCIA'

Se conocen como “Polulantes o Contaminantes orgánicos persistentes” (POP’s o COP’s) a un grupo de compuestos orgánicos de gran toxicidad, insolubles en agua, muy solubles en grasas, poco volátiles, muy estables a las condiciones atmosféricas y generalmente con átomos de cloro en su estructura. Por su tendencia a unirse a la materia orgánica, estos compuestos se encuentran en sedimentos y suelos, pueden permanecer en el ambiente por muchos años (“persistentes”) y llegan al hombre a través de sus alimentos. Además, por su volatilidad pueden ser desplazados a zonas muy alejadas, mediante ciclos de evaporación y condensación (“efecto saltamontes”), por lo que se han hallado en lugares donde nunca se han aplicado o generado, como el Ártico.

Por su solubilidad, se acumulan en el tejido adiposo de animales y plantas (“bio-acumulación”). Así, los niveles de dioxinas halladas en el pescado son miles de veces mayores que en el medio en que viven. Entran en la cadena alimenticia generalmente en el mar, cuando el plancton los asimila desde los sedimentos marinos y, como ocurre con la mayoría de contaminantes, su concentración va aumentando conforme se asciende en la escala trófica (planctonmariscospeces pequeñosmamíferospeces mayores) y como el hombre es, usualmente, el último escalón de la cadena, llegan a él en su mayor concentración (“bio-magnificación” o “bio-amplificación”).


El Convenio de Estocolmo (2001) recomendó la erradicación o restricción de los doce POP's más peligrosos ("la docena sucia") por su toxicidad, su persistencia y su bio-acumulación. Dentro de ellos tenemos 8 pesticidas (Aldrín, Endrín, Clordano, Dieldrín, DDT, Heptacloro, Mirex y Toxafeno); 2 compuestos industriales (hexaclorobenceno o HCB y "bifenilos") y 2 residuos industriales indeseados ("dioxinas" y "furanos"). Aunque se habla de "docena" en realidad son muchos más ya que los "bifenilos", "dioxinas" y "furanos" son grupos de decenas o cientos de compuestos. En el 2007 se amplió a 17 el número de sustancias tóxicas a eliminar o restringir.


Los “bifenilos” son derivados policlorados (209 posibles) del bifenilo o PCB’s (del inglés: polychlorinated biphenyls), los que se diferencian en el número y ubicación de los átomos de cloro unidos a los anillos bencénicos. De ellos, 12 tienen propiedades toxicológicas similares a las dioxinas. Por su gran estabilidad térmica, elevada constante dieléctrica y no ser inflamables, se han usado principalmente como aislantes e intercambiadores de calor en equipos eléctricos (transformadores, interruptores, condensadores y termostatos). Se encuentran en el ambiente por vertido de desechos contaminados a ríos y aguas marinas. Su fabricación se ha prohibido desde 1977 en EEUU y actualmente en casi todo el mundo.

Las “dioxinas” son derivados policlorados (75 posibles) de la dibenzo-dioxina (PCDD’s), que difieren en el número y ubicación de los cloros. De ellos, sólo 7 son muy tóxicos, siendo el 2,3,7,8-tetracloro-dibenzo-dioxina (2,3,7,8-TCDD o “dioxina”) el más representativo y considerado el compuesto más tóxico fabricado por el hombre. En el 2002 fue clasificada como cancerígeno para el hombre por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia para el estudio del Cáncer (IARC) y la Agencia para la Protección del Ambiente de Estados Unidos (US EPA). Producen cáncer, daños al sistema nervioso, al sistema inmune y desórdenes reproductivos. Aunque las dioxinas pueden tener un origen natural (erupciones volcánicas e incendios forestales), generalmente son sub-productos no deseados de industrias relacionadas con el cloro y procesos térmicos, como la industria del papel, fabricación de herbicidas y plaguicidas, de plásticos (PVC), quema de leña y combustibles fósiles, incineración de plásticos, basura, etc.

Los “furanos” son derivados policlorados (135 posibles) del dibenzo-furano (PCDF’s), de los cuales sólo 10 son muy tóxicos. El término “dioxina” es usado también en forma genérica para denominar al grupo que incluye “dioxinas”, “furanos” y a veces algunos “bifenilos” por su similar toxicidad.

La dioxina o 2,3,7,8-TCDD también fue utilizada en la elaboración del “agente naranja”, herbicida utilizado por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam (1970) para deforestar la selva, con graves daños para la población, dejando muchos casos de cáncer entre los veteranos de guerra. Con las dioxinas han ocurrido varios accidentes industriales, el más grave se produjo en 1976 en Seveso, norte de Italia, cuando una fábrica de productos químicos liberó gran cantidad de ellas afectando a unas 37000 personas.
 

En 1999, la Unión Europea empezó a preocuparse por la presencia de estos tóxicos en sus alimentos y establecieron niveles máximos de “dioxinas”, “furanos” y PCB’s, en toda la cadena alimentaria, desde la materia prima para alimentos de animales hasta los productos para la alimentación humana.

BIBLIOGRAFÍA

http://www.fondosaludambiental.org/?q=node/251


Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad N. Agraria La Molina. PERÜ.