Los inicios de su carrera estuvieron muy ligados a la figura
de Bernardo A. Houssay (Premio Nobel de Medicina o Fisiología, 1947, compartido
con los esposos Cori. Ver tema 84 de AQV) y, siguiendo su ejemplo, alcanzó admirables logros científicos con un trabajo
disciplinado y constante en un contexto de dificultades económicas. Luego, Luis
Federico Leloir brilló con luz propia y llevó a la ciencia argentina tan alto
como su maestro y amigo. Por sus valores éticos y su gran sencillez, es un
ejemplo para la juventud.
El 6
de setiembre de 1906 nació en París (Francia) Luis Federico Leloir, una semana
después de la muerte de su padre. Su madre, en avanzado estado de gestación,
tuvo que viajar a esa ciudad acompañando a su padre (ambos argentinos) quien
debía ser sometido a una operación quirúrgica. En 1908 regresaron a Argentina
donde su familia poseía extensos terrenos y, posteriormente, adoptó la
nacionalidad argentina. Concluidos sus estudios primarios y secundarios,
ingresó a la Facultad
de Medicina de la
Universidad de Buenos Aires, se graduó de médico (1932) e
inició la práctica médica la que abandonó dos años después para dedicarse a la
investigación científica pura.
En
1933 conoció en forma casual a Bernardo A. Houssay, director del Instituto de
Fisiología y fue él quien dirigió su tesis de doctorado que trató sobre las
glándulas suprarrenales y el metabolismo de los carbohidratos. Por esa tesis
recibió el premio de la
Facultad al mejor trabajo de doctoral. En 1936 viajó a la Universidad de Cambridge
(Inglaterra), para realizar estudios sobre enzimología y se especializó en el
metabolismo de carbohidratos bajo la supervisión del Sir Frederick Gowland
Hopkins, quien compartió con Eijkman el Premio Nobel de Medicina o Fisiología
(1929) por el descubrimiento de las vitaminas. En 1937 regresó a su país y se
reincorporó al Instituto de Fisiología.
En
1943, su maestro Houssay fue destituido de la Cátedra de Fisiología por
haber firmado, junto con otros profesores, un manifiesto en el que pedían el
restablecimiento de la democracia. Como protesta, renunció a su cargo en el
Instituto de Fisiología y viajó a Estados Unidos donde trabajó durante seis
meses con los esposos Carl y Gerty Cori. En 1945 regresó a su país para
trabajar con Houssay, pero esta vez en el Instituto de Biología y Medicina
Experimental, institución creada gracias al apoyo de fundaciones privadas.
En
1947, por iniciativa de Jaime Campomar, propietario de una importante industria
textil, se fundó un instituto de investigación bioquímica que fue dirigido por
Leloir desde su creación y por 40 años. Empezó a funcionar en una pequeña casa
antigua y en mal estado. En sus cuatro habitaciones no había despachos ni
escritorios, sólo una biblioteca y las mesas de trabajo. Al poco tiempo se
trasladó a un edificio mejor, naciendo así el Instituto de Investigaciones
Bioquímicas, Fundación Campomar.
La férrea voluntad y la calidad profesional de sus investigadores, permitieron
superar los inconvenientes de su modesto presupuesto, usando su creatividad para
reemplazar, artesanalmente, parte del complejo instrumental y preparar, ellos
mismos, muchos de los reactivos. Sin embargo, la atmósfera era sumamente
entusiasta y todos recuerdan esa época con gratitud y añoranza. En estas
condiciones, estudiaron el proceso por el cual el hígado recibe glucosa y
produce glucógeno, nuestro carbohidrato de reserva energética. En 1948, identificaron
los azúcar-nucleótidos, compuestos fundamentales en el metabolismo de los
carbohidratos. Por estos estudios el Instituto recibió el reconocimiento internacional
y a Leloir se le otorgó el Premio de la Sociedad Científica
Argentina. Hacia fines de 1957 recibió una importante propuesta de la Fundación Rockefeller
para emigrar a los EEUU pero, al igual que su maestro Houssay, prefirió
quedarse y continuar trabajando en su País.
En 1970 se convirtió en el primer latinoamericano en recibir el Premio
Nobel de Química y los 80 mil dólares del premio fueron donados al Instituto
Campomar para continuar sus investigaciones. Leloir jamás cobró sueldo y fue
muy cuidadoso con el dinero. Posteriormente, su equipo determinó la causa de la
galactosemia, una grave enfermedad producida por la incapacidad de metabolizar
la lactosa o azúcar de la leche (intolerancia a la lactosa). Las
transformaciones bioquímicas de la galactosa son conocidas por los científicos
como la “vía Leloir”. Además,
estudiaron la hipertensión arterial de origen renal: cuando el riñón sufre una
disminución de la irrigación sanguínea, libera una sustancia (renina) que actúa
sobre la hipertensina (proteína de la sangre) que produce la hipertensión. Con
estos estudios publicaron el libro “Hipertensión arterial nefrógena” que obtuvo
el Premio Nacional de Ciencias.
En
1984, Leloir pudo inaugurar un nuevo edificio para el Instituto de
Investigaciones Bioquímicas, que había sido desbordado por la gran cantidad de
estudiantes, becarios e investigadores que querían trabajar en él. El 2 de
diciembre de 1987, murió en Buenos Aires, tras un ataque al corazón.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.taringa.net/posts/info/880038/Luis-Federico-Leloir.html
Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad Nacional Agraria La Molina. PERÚ.
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