Las “sulfas” o “sulfonamidas” (amidas de ácidos sulfónicos)
son compuestos sintéticos de fórmula general R’-SO2-NH-R y fueron
las primeras sustancias utilizadas para curar y prevenir infecciones
bacterianas. Aunque la penicilina fue descubierta primero (1928), sólo pudo ser
aislada y comercializada a partir de 1941 porque se descompone fácilmente por
el calor (ver tema 15 de AQV). Al iniciarse la II Guerra Mundial, los
únicos antibióticos disponibles fueron las sulfas y sólo al finalizar la guerra
fueron eclipsadas por la penicilina. La sulfa en polvo era parte importante del
botiquín de primeros auxilios de los soldados, que lo esparcían sobre cualquier
herida abierta.
En
1932 una empresa alemana, Farbenindustrie, dedicada a la fabricación de colorantes,
patentó un fármaco con el nombre de “Prontosil”, fabricado para ser usado como
colorante y después le hallaron propiedades antibacterianas. El médico Gerhard
Domagk dirigió su atención hacia los colorantes azoicos, porque algunos se unen
fuertemente a las proteínas del cuero o la piel, lo que sugería que podrían
unirse a las proteínas bacterianas y dañarlas. Se evaluaron miles de colorantes
con pruebas “in vitro” y ninguno mostró actividad antibiótica. Cuando la
evaluación se hizo utilizando animales vivos (“in vivo”) se halló que varios
colorantes tenían actividad anti-bacteriana. El Prontosil fue el primer
medicamento para tratar infecciones bacterianas. En 1935 investigadores del
Instituto Pasteur de París notaron que los ratones que habían ingerido
Prontosil no excretaban el colorante y dedujeron que éste es descompuesto dentro
de su organismo produciendo una molécula más simple (sulfanilamida) que tiene
tanta actividad como el Prontosil.
En
1936, médicos ingleses y norteamericanos tuvieron impresionantes resultados al
usar sulfas para tratar la fiebre puerperal (infecciones post-parto),
meningitis, neumonía y diferentes infecciones estreptocócicas. Ganó amplia
publicidad cuando se utilizó para tratar a Franklin Delano Roosevelt Jr., hijo
del Presidente de EEUU, que estaba gravemente enfermo con una infección
estreptocócica. También se usó para tratar al Primer ministro británico Winston
Churchill de la neumonía adquirida en la
II Guerra Mundial.
Domagk
fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina o Fisiología, 1939, pero el
gobierno nazi no permitía a los alemanes recibir estos premios porque años
atrás (1935) el Premio Nobel de la
Paz se lo habían otorgado a un alemán (Carl von Ossietsky)
que se encontraba en un campo de concentración. Finalmente, Domagk recibió su
medalla en 1947 pero no el premio monetario.
Como
la gente tenía preferencias por una forma líquida, en 1937 un pequeño
laboratorio de Bristol preparó un “elíxir” en el que, por razones poco claras,
utilizó como disolvente dietilenglicol y lo comercializó sin hacerle ninguna
prueba. El disolvente usado es muy tóxico y hubieron 108 muertes casi todas por
insuficiencia renal y hepática, caso que se ha llamado “desastre del elíxir
sulfanilamida”. El químico responsable se quitó la vida. En 1938 se promulgó la Ley Federal de alimentos,
medicinas y cosméticos (EEUU), según ella antes de comercializarse un fármaco debe
establecerse su eficacia y seguridad.
Los principales
inconvenientes de las sulfas son: pueden cristalizarse en los riñones (por su
baja solubilidad), la resistencia de las bacterias y pueden producir alergia
(urticaria y erupciones cutáneas). Las bacterias pueden desarrollar resistencia
a los fármacos por mecanismos de naturaleza cromosómica (mediante mutaciones) o
extra-cromosómica (produciendo enzimas que modifican o inactivan la droga o
impiden su ingreso a la célula bacteriana). Las sulfas atraviesan la barrera
placentaria y se observan en la sangre fetal y líquido amniótico, pudiendo
producir efectos tóxicos, por eso no deben administrarse en el último trimestre
del embarazo ni durante los primeros meses de vida ni durante la lactancia. A
pesar de sus inconvenientes, las sulfas siguen desempeñando un papel importante
en la medicina moderna, se prescriben para el tratamiento de las vías
urinarias, vaginales, infecciones oculares y para uso veterinario.
BIBLIOGRAFÍA
http://antibioticosysulfas.blogspot.com/
YURKANIS,
PAULA (2008). Química Orgánica. Pearson Educación. p.732 y 1301
Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad Nacional Agraria La Molina. PERÚ.
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