Las hormonas
son mensajeros químicos que se sintetizan en las glándulas endocrinas
(hipófisis, páncreas, tiroides, timo, etc.), se vierten a la sangre y se
transportan a todo del organismo para controlar muchas funciones. Las hormonas
sexuales son esteroides que se fabrican a partir del colesterol (ver tema # 94
de AQV) y se producen principalmente en las gónadas (ovarios y testículos), la
placenta, las glándulas suprarrenales y el sistema nervioso.
En 1911 A . Pézard había
advertido que la castración de un gallo provoca la regresión y muchas veces la
atrofia de la cresta, un carácter sexual secundario. Los testículos eliminados
deben contener la hormona andrógena (del griego andros, varón) responsable de los caracteres secundarios y de las
funciones del sexo. Si a un gallo castrado se le administra tejido testicular o
extractos de éste, vuelve a crecerle la cresta. En 1935 Ernst Laqueur aisló de
testículos de toro una sustancia que llamó testosterona, que tiene una gran
capacidad para estimular el crecimiento de la cresta de un gallo capón.
También
se observó que al eliminar los ovarios de mamíferos hembras adultas se suprime
su ciclo o “estro”, período rítmico de excitabilidad durante el cual la hembra
recibe al macho y puede concebir. Si a los animales castrados se les administra
extractos de ovario o se les transplanta tejido ovárico en otro lugar del
cuerpo, se puede regenerar el estro. En 1935 se aisló el estradiol de extractos
de ovario y se demostró que es la principal hormona femenina, con una actividad
mucho mayor que la estrona y el estriol, previamente hallados.
La
síntesis de las hormonas sexuales es controlada por las gonadotropinas que
sintetiza la hipófisis. En la pubertad, la síntesis de gonadotropinas es mayor
y ellas estimulan al testículo o al ovario a producir hormonas sexuales que
originan los cambios propios de la pubertad. En la mujer la secreción de
gonadotropinas es cíclica, en una secuencia que se repite aproximadamente cada
28 días durante su edad fértil (“ciclo menstrual”). En los folículos del ovario
se producen dos tipos de hormonas sexuales: estrógenos (hormonas femeninas, la
más importante es el estradiol) y progestágenos o gestágenos (hormona del
embarazo, la más importante es la progesterona). Ambas desempeñan una función
vital en la preparación del aparato reproductor para la recepción de la esperma
y la implantación del óvulo fecundado.
Tanto
los estrógenos como los andrógenos producen un “efecto de retroacción
negativa”, es decir, son capaces de frenar la producción de gonadotropinas de
la hipófisis, regulando ellas mismas su producción.
El estradiol se sintetiza antes de la
ovulación y estimula la secreción del moco uterino (importante para que los
espermatozoides lleguen al óvulo) y el engrosamiento del endometrio (membrana
que cubre el interior del útero). Los altos niveles de estradiol activan un
mecanismo que hace que el hipotálamo libere una gran cantidad de hormona
luteinizante o LH, que origina la ruptura del folículo y la ovulación. Luego se
forma un tejido que contiene un pigmento amarillo (cuerpo amarillo o lúteo o corpus luteum), el que segrega estradiol
y progesterona y esta última causa el brusco cambio en las características del
moco cervical uterino, lo que ocurre inmediatamente después de la ovulación o
día 14. A
partir de cierta edad (entre los 40 y 60 años) se reduce la producción de
hormonas y cesan los ciclos menstruales (“menopausia”).
La progesterona fue aislada en 1934 en
cuatro laboratorios distintos, siendo los primeros en anunciarlo Adolph
Butenandt (compartió el Premio Nobel de Química, 1939) y U. Westphal. La
progesterona es liberada por el cuerpo lúteo y prepara el endometrio y las
mamas para la llegada del embrión. Si no hay embarazo, el endometrio es
eliminado, produciéndose la menstruación.
El
estado de ánimo (ansiedad e irritabilidad) que tienen muchas mujeres al final
del ciclo menstrual (“fase lútea”) está relacionado con la disminución en los
niveles de estradiol, progesterona y otros derivados. El aumento de sueño durante
el embarazo se debe, en buena parte, a los altos niveles de progesterona.
Durante la menopausia también ocurre esta disminución y origina cambios
emocionales (nerviosismo, ansiedad, irritabilidad y depresión). Los niveles de
estas hormonas son fundamentales en la ovulación y conducta sexual. Si se
alteran estos niveles no hay ovulación ni habrá embarazo y éste es el efecto de
las píldoras anticonceptivas.
La testosterona y otros andrógenos se
producen en las células de Leydig del testículo. Producen los cambios en los
caracteres sexuales masculinos y, además, son hormonas anabólicas, o sea,
favorecen la síntesis de proteínas y el desarrollo muscular, originando las
diferencias musculares entre ambos sexos. Con la edad se reduce la producción
de testosterona y los hombres mayores tienen cambios similares a la menopausia
(andropausia), pero menos brusco que en las mujeres (disminución en la
producción de espermatozoides y en la función sexual, a veces con cambios en el
estado anímico).
Las
hormonas sexuales están presentes en hombres y en mujeres, pero su
concentración es muy diferente en ambos sexos y cambian a lo largo de la vida,
particularmente en la mujer durante el ciclo menstrual, el embarazo y la
menopausia. Así, los hombres adultos tienen unas 15 veces más testosterona que
las mujeres, mientras que ellas tienen entre 5 y 10 veces más estradiol que los
hombres. Los niveles hormonales son menores en niños y ancianos.
BIBLIOGRAFÍA
· blogspot.com/2010/04/hormonas-sexuales-en-el-ser-humano.html
· http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/43/las-hormonas-sexuales-y-el-cerebro
Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad Nacional Agraria La Molina. PERÚ.
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