martes, 15 de enero de 2013

INTOXICACIÓN POR MERCURIO

El mercurio (Hg) existe en la naturaleza principalmente como sulfuro (cinabrio) o unido a minerales de zinc, cobre, oro y plomo. La contaminación por mercurio la origina principalmente el hombre (antropogénico) y proviene de la metalurgia del oro y plata, de la industria, de las aguas residuales de las ciudades, del uso de combustible fósiles (carbón y petróleo) que lo contengan, del manejo inadecuado de lámparas fluorescentes, termómetros y otros instrumentos como barómetros, manómetros, conmutadores, pilas y baterías, fungicidas, pesticidas, medicamentos, etc.

Últimamente, el uso de mercurio ha sido en gran parte desplazado por las graves intoxicaciones producidas y por las nuevas tecnologías que prescinden de él. No es esencial en ningún proceso biológico pero se acumula en muchos seres vivos (bio-acumulación), por lo que entre los principales riesgos de intoxicación están la ingestión de alimentos contaminados, sobre todo algunos peces (pez espada, merlín, tollo, atún y otros) y mariscos.

El ingreso del mercurio en el ser humano es por vía respiratoria, digestiva y cutánea. La vía respiratoria es la más importante dado que, tanto el mercurio elemental como el inorgánico y sus compuestos, pueden ingresar por inhalación y llegar a la sangre con una eficiencia del 80%. En la vía digestiva el mercurio metálico se absorbe en el tracto gastrointestinal en cantidad menor al 0,01%. Los compuestos inorgánicos, se absorben entre 2 y 15%, dependiendo de su solubilidad, en contraste con la absorción de los compuestos orgánicos que es de 95%. La vía cutánea es por contacto, los casos de intoxicación ocurren por aplicación tópica de compuestos que contienen metilmercurio.

El mercurio absorbido es transportado hasta la sangre y su distribución en el organismo tiende a alcanzar un estado de equilibrio dinámico determinado por la dosis, la duración de la exposición, el grado de oxidación, la concentración en la sangre, etc. Tiene gran afinidad por el encéfalo, la mayor parte va al cerebro, más que al hígado o riñón. Se estima que el contenido normal de mercurio en el organismo humano oscila entre 1 y 13 miligramos, de los cuales el 10% es metilmercurio. El mercurio precipita las proteínas sintetizadas por la célula, principalmente las neuronas e inhibe varias enzimas esenciales.

La presencia del mercurio en una actividad industrial puede producir una enfermedad llamada  mercurialismo ocupacional. La industria minera formal maneja programas específicos de gestión para controlar el riesgo de sus trabajadores, lo que no acontece en la pequeña y mediana industria aurífera del Perú, donde se extrae oro adicionando mercurio (amalgama) a la grava, ocasionando riesgo a los trabajadores, niños y poblaciones ribereñas.

En la fase de absorción, los síntomas generales son: pérdida de apetito, adelgazamiento, cansancio, cefalea, mareos, insomnio, daños renales, al sistema nervioso central y perturbaciones del comportamiento. El mercurio metálico es tóxico pero el metilmercurio es la forma más dañina, con efectos neurotóxicos en adultos y en fetos de madres expuestas. Las sales de mercurio inorgánico afectan directamente al riñón. Clínicamente, en la exposición ocupacional se encuentra la triada clásica: temblor, alteración de la personalidad y estomatitis.

En la fase de intoxicación, los síntomas son: mal aliento, náuseas, vómitos y diarrea, irritabilidad, tristeza, ansiedad, insomnio, sueño agitado, temor, debilidad muscular, pérdida de la memoria, excesiva timidez, depresión producida por daño en los centros corticales del sistema nervioso central, que puede llevar a encefalitis, condicionante del síndrome psicoorgánico crónico y definitivo, que termina en la demencia del trabajador.
En los últimos años se ha demostrado también alteración en la visión cromática. La exposición aguda se evalúa midiendo el mercurio en la sangre, mientras que la exposición crónica y ocupacional se determina mejor dosándolo en orina homogenizada de 24 horas.

BIBLIOGRAFÍA
WHO. El Mercurio en el Sector de la Salud. Ginebra: OMS Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente Agua, Saneamiento y Salud; 2004.

Dra. BETTY PAREDES DE GÓMEZ <paredes.betty@gmail.com>
Universidad Nacional San Agustín. Arequipa. PERÚ.

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