lunes, 24 de octubre de 2011

LAS HUELLAS DEL ALCOHOL

La “fermentación” es un proceso conocido desde hace miles de años y la producción de alcohol etílico o etanol se convirtió en un verdadero arte mucho tiempo antes de que la química fuese conocida. Originalmente se hacía mezclando miel, frutas, bayas, cereales y otras materias vegetales con agua y dejándola al sol. La mezcla se transformaba en un líquido apreciado como alimento, como poción ceremonial o religiosa y como medicina.

El etanol es un producto biológico de la fermentación del azúcar o del almidón y es el constituyente de las bebidas “fermentadas” (cerveza, vino, chicha, etc.). Cuando éstas se someten a un proceso de destilación, se obtienen las bebidas  “destiladas” (pisco, ron, vodka, whisky etc.) que tienen un contenido alcohólico bastante mayor. Dentro de los alcoholes, el etanol es el de menor toxicidad, los otros (metanol, propanol, butanoles, etc.), que también se producen en pequeña cantidad en la fermentación, son mucho más tóxicos.

La absorción del alcohol se inicia en la mucosa bucal, continúa rápidamente en el estómago y en la porción superior del intestino. Luego de absorbido, circula por todo el cuerpo a través de la sangre. En el hígado, por acción de una enzima llamada alcohol deshidrogenasa, se transforma en acetaldehído (un compuesto tóxico) y éste es luego transformado en ácido acético (un componente normal de las células). Posteriormente, el ácido acético se elimina como dióxido de carbono y agua en el hígado o en los tejidos periféricos.


La actividad de la alcohol deshidrogenasa (y la capacidad para metabolizar el alcohol) varía según el género y el grupo étnico de la persona. Por ejemplo, las mujeres no son capaces de procesar alcohol a la misma velocidad que los hombres. Muchas personas de origen asiático y americano carecen de esta enzima y sufren reacciones indeseables al consumirlo.

Estudios realizados en el Hospital de Administración de Veteranos en Houston, USA, demuestran que el alcohol actúa como un depresor moderado que retarda la actividad física y mental. Los estudios están orientados a determinar el riesgo del acetaldehído (formado durante el metabolismo del alcohol) para alterar el metabolismo de la dopamina (que transmite los impulsos nerviosos), y formar compuestos del tipo del opio (principalmente norlaudanosina). De esta manera, el alcohólico crónico pasa a ser un drogadicto por los compuestos generados en su propio organismo.

La respiración no sólo sirve como un suministro de oxígeno, sino que también es una vía para eliminar tóxicos de desecho, entre ellos algunas drogas volátiles como el alcohol. Se ha demostrado que hay una relación directa entre la concentración de alcohol en la sangre y en el aliento de la persona. En base a ello, se han desarrollado métodos sencillos para saber si una persona ha bebido alcohol o no.


Por ejemplo, la prueba de Breathalyzer consiste en una reacción de oxidación-reducción que produce el alcohol (o el acetaldehído) del aliento. El analizador contiene pequeñas cantidades de dicromato de potasio, ácido sulfúrico diluido y nitrato de plata. El dicromato de potasio es un agente oxidante de color anaranjado que es reducido por el alcohol o el acetaldehído transformándose en sulfato de cromo, de color verde azulado. Si la persona ha consumido alcohol, su aliento produce el cambio del color anaranjado al verde azulado.


Los efectos del alcohol en el organismo dependen de su concentración: un 0,05 % de etanol en la sangre cambia el estado de ánimo produce euforia y locuacidad y altera la coordinación de movimientos finos. Al llegar a 0,1 % se presenta torpeza motora, inestabilidad y lentitud de respuestas. Al superar el 0,2 % los síntomas de embriaguez son evidentes y viene la etapa depresiva que puede llegar a la inconsciencia. Si la concentración es mayor al 0,5 % se produce coma alcohólico y la muerte.

BIBLIOGRAFÍA
·     BURKE, B. 1991.  Measuring Breath Alcohol Concentrations. Journal of College Science Teaching  21: 176.
·     HOLUM, H. 2003. Fundamentos de Química General, Orgánica y Bioquímica para Ciencias de la Salud. Tercera Reimpresión. Editorial LIMUSA, S.A. de C.V. Grupo Noriega Editores. México.

Dr. ELVITO VILLEGAS SILVA <elvito @ lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad Nacional Agraria La Molina.

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