Con el nombre de “Vitamina D o anti-raquitismo” se denomina a
unos once compuestos que presentan “Actividad de vitamina D”, los más
importantes son dos: el ergocalciferol o vitamina D2 (de origen
vegetal) y el colecalciferol o vitamina D3 que es de origen animal y
posee mayor actividad. Ambas difieren sólo en un enlace doble y un grupo –CH3
(metilo) de su cadena lateral. Los primeros trabajos para aislar la vitamina D
y determinar su papel en el raquitismo los realizó Edward Mellanby en 1918-1920.
Nuestro
cuerpo produce vitamina D3 o colecalciferol, a partir de un derivado
del colesterol (7-dehidrocolesterol) cuando su piel es expuesta a los rayos
solares. La luz ultravioleta-B (UVB) (zona de la luz solar de longitud de onda
entre 290 y 315 nanómetros) rompe uno de sus anillos y la transforma en
colecalciferol. Es ésta la principal fuente de vitamina D y depende del grado
de exposición a la luz y del grado de pigmentación de la piel, por eso también
se la denomina “vitamina de la luz del sol”. La vitamina D es biológicamente
inactiva y el organismo la modifica colocándole dos grupos hidroxilo (–OH) (hidroxilaciones):
uno en el hígado transformándola en 25-hidroxivitamina D o calcidiol, (es la
principal forma como circula en la sangre) y el otro en el riñón, dando la
forma más potente llamada 1,25-dihidroxivitamina D o calcitriol.
Se
estima que, para personas de piel clara, una exposición al sol de 10 a 15 minutos, tres veces
por semana, es suficiente para cubrir los requerimientos de esta vitamina. Las
personas de piel oscura o las de la tercera edad sintetizan menos vitamina D. Debido
al riesgo de cáncer a la piel que esto significa, debe usarse protector solar
luego de unos minutos de exposición. El riesgo de presentar deficiencias de vitamina
D aumenta en las personas que viven lejos de la zona ecuatorial, en las que
usan un exceso de bloqueadores solares, en las obesas y en las que por motivos
religiosos o culturales (mundo islámico) mantienen su piel cubierta cada vez
que salen al exterior.
La
vitamina D desempeña muchas funciones en el cuerpo. Es una vitamina liposoluble
(se disuelve en las grasas, no en agua), no es destruida por la cocción, actúa
como hormona regulando la formación de los huesos, la absorción de calcio y
fósforo en el intestino delgado y su incorporación en huesos y dientes. También
regula la reabsorción de calcio y fósforo (fosfato) en los riñones. Su carencia
en los niños origina el raquitismo, enfermedad que produce un deficiente
crecimiento, la deformación de los huesos (piernas arqueadas) y gran deterioro
en sus dientes. En adultos, su carencia produce el ablandamiento de huesos
(osteomalacia) y la fragilidad de éstos (osteoporosis).
Algunos
alimentos contienen precursores de las vitaminas o provitaminas. Así, el
precursor de la vitamina D3 es el 7-dehidrocolesterol que se
encuentra en alimentos de origen animal (pescados grasos como atún, salmón y
caballa, aceites de hígado de res y de peces, la yema de huevo, la leche y sus
derivados). Similarmente, algunos vegetales (como champiñones, ciertas algas,
levadura) contienen ergosterol que es el precursor de la vitamina D2
y su irradiación con luz UVB la transforma en ergocalciferol. Para los
vegetarianos, los hongos o setas son una de las pocas fuentes naturales de vitamina
D. Muchos alimentos son enriquecidos con esta vitamina porque su contenido
natural (de vitaminas D2 y D3) es siempre pequeña. La Academia Americana
de Pediatría recomienda que todos los lactantes reciban un suplemento de
vitamina D de 400 UI/día (unidades internacionales). (40 UI equivalen a un microgramo de calciferol).
Las
deficiencias de esta vitamina pueden deberse a una dieta inadecuada, sumada a
una deficiente exposición al sol. También pueden ocurrir por alteraciones en el
funcionamiento del hígado o el riñón que limiten su absorción o su conversión a
las formas activas. Debido a sus diversos orígenes, la mejor manera de
establecer el estado de vitamina D en una persona es determinar el nivel de
25-hidroxivitamina D en su sangre. En general, valores de menores a 20-25
nmol/L (nanomoles/litro) que equivalen a 8-10 ng/mL (nanogramos/mililitro) en
la sangre indican una seria deficiencia de vitamina.
El consumo excesivo de alimentos enriquecidos con vitamina D puede originar toxicidad. Por ser soluble en grasas, el exceso de vitamina D se almacena en nuestros tejidos adiposos, no es excretada por los riñones (como la vitamina C o las del complejo B que son hidrosolubles). Esta intoxicación origina un elevado nivel de calcio en la sangre (hipercalcemia), lo que puede causar el depósito de calcio en tejidos blandos (corazón, pulmones y vasos), daño y cálculos a los riñones e hipertensión arterial.
BIBIOGRAFÍA
Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad N. Agraria La Molina. PERÚ.
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