Se conocen como “Polulantes o
Contaminantes orgánicos persistentes” (POP’s o COP’s) a un grupo de compuestos
orgánicos de gran toxicidad, insolubles en agua, muy solubles en grasas, poco
volátiles, muy estables a las condiciones atmosféricas y generalmente con
átomos de cloro en su estructura. Por su tendencia a unirse a la
materia orgánica, estos compuestos se encuentran en sedimentos y suelos, pueden permanecer en el ambiente
por muchos años (“persistentes”) y llegan al hombre a través de sus alimentos.
Además, por su volatilidad pueden ser desplazados a zonas muy alejadas, mediante
ciclos de evaporación y condensación (“efecto saltamontes”), por lo que se han hallado en lugares donde
nunca se han aplicado o generado, como el Ártico.
Por su solubilidad, se acumulan en
el tejido adiposo de animales y plantas (“bio-acumulación”). Así, los niveles de dioxinas
halladas en el pescado son miles de veces mayores que en el medio en que viven.
Entran en la cadena alimenticia generalmente en el mar, cuando el plancton los
asimila desde los sedimentos marinos y, como ocurre con la mayoría de
contaminantes, su concentración va aumentando conforme se asciende en la escala
trófica (plancton→mariscos→peces pequeños→mamíferos→peces mayores) y como el hombre es,
usualmente, el último escalón de la cadena, llegan a él en su mayor
concentración (“bio-magnificación” o “bio-amplificación”).
El Convenio de Estocolmo (2001) recomendó la erradicación o restricción de los doce POP's más peligrosos ("la docena sucia") por su toxicidad, su persistencia y su bio-acumulación. Dentro de ellos tenemos 8 pesticidas (Aldrín, Endrín, Clordano, Dieldrín, DDT, Heptacloro, Mirex y Toxafeno); 2 compuestos industriales (hexaclorobenceno o HCB y "bifenilos") y 2 residuos industriales indeseados ("dioxinas" y "furanos"). Aunque se habla de "docena" en realidad son muchos más ya que los "bifenilos", "dioxinas" y "furanos" son grupos de decenas o cientos de compuestos. En el 2007 se amplió a 17 el número de sustancias tóxicas a eliminar o restringir.
Los “bifenilos” son derivados policlorados (209
posibles) del bifenilo o PCB’s (del inglés: polychlorinated biphenyls), los que
se diferencian en el número y ubicación de los átomos de cloro unidos a los
anillos bencénicos. De ellos, 12 tienen propiedades toxicológicas similares a
las dioxinas. Por su gran estabilidad térmica, elevada constante dieléctrica y
no ser inflamables, se han usado principalmente como aislantes e
intercambiadores de calor en equipos eléctricos (transformadores,
interruptores, condensadores y termostatos). Se encuentran en el ambiente por
vertido de desechos contaminados a ríos y aguas marinas. Su fabricación se ha
prohibido desde 1977 en EEUU y actualmente en casi todo el mundo.
Las “dioxinas” son derivados policlorados (75
posibles) de la dibenzo-dioxina (PCDD’s), que difieren en el número y ubicación
de los cloros. De ellos, sólo 7 son muy tóxicos, siendo el 2,3,7,8-tetracloro-dibenzo-dioxina
(2,3,7,8-TCDD o “dioxina”) el más representativo y considerado el compuesto más
tóxico fabricado por el hombre. En el 2002 fue clasificada como cancerígeno
para el hombre por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia para el estudio
del Cáncer (IARC) y la Agencia
para la Protección
del Ambiente de Estados Unidos (US EPA). Producen cáncer, daños al sistema
nervioso, al sistema inmune y desórdenes reproductivos. Aunque las dioxinas
pueden tener un origen natural (erupciones volcánicas e incendios forestales),
generalmente son sub-productos no deseados de industrias relacionadas con el
cloro y procesos térmicos, como la industria del papel, fabricación de
herbicidas y plaguicidas, de plásticos (PVC), quema de leña y combustibles
fósiles, incineración de plásticos, basura, etc.
Los “furanos” son derivados policlorados (135
posibles) del dibenzo-furano (PCDF’s), de los cuales sólo 10 son muy tóxicos. El
término “dioxina” es usado también en forma genérica para denominar al grupo
que incluye “dioxinas”, “furanos” y a veces algunos “bifenilos” por su similar
toxicidad.
La
dioxina o 2,3,7,8-TCDD también fue utilizada en la elaboración del “agente
naranja”, herbicida utilizado por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam
(1970) para deforestar la selva, con graves daños para la población, dejando muchos
casos de cáncer entre los veteranos de guerra. Con las dioxinas han ocurrido
varios accidentes industriales, el más grave se produjo en 1976 en Seveso,
norte de Italia, cuando una fábrica de productos químicos liberó gran cantidad
de ellas afectando a unas 37000 personas.
En 1999, la
Unión Europea
empezó a preocuparse por la presencia de estos tóxicos en sus alimentos y
establecieron niveles máximos de “dioxinas”, “furanos” y PCB’s, en toda la
cadena alimentaria, desde la materia prima para alimentos de animales hasta los
productos para la alimentación humana.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.fondosaludambiental.org/?q=node/251
Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad N. Agraria La Molina. PERÜ.
Interesante la aclaracion sobre las dioxinas y furanos.
ResponderEliminarAtte
Raul
sera posible obtener los porcentajes de esos quimicos en america latina, si todavia se usan y en que paises.
ResponderEliminarpor ejemplo aca en Nicaragua, durante la fiebre del algodon, se uso bastante Toxafeno,ddt y el nemagon en las plataneras, con resultados catastroficos.
sera posible obtener los porcentajes de esos quimicos en america latina, si todavia se usan y en que paises.
ResponderEliminarpor ejemplo aca en Nicaragua, durante la fiebre del algodon, se uso bastante Toxafeno,ddt y el nemagon en las plataneras, con resultados catastroficos.