En 1860 Bunsen, trabajando con Gustav Kirchhoff, descubrió dos metales alcalinos, el cesio y el rubidio, con la ayuda del espectroscopio que habían inventado el año anterior. Este hecho inauguró una era para encontrar nuevos elementos. Los primeros 50 elementos químicos hallados, más allá de los conocidos desde tiempos antiguos, fueron el producto de reacciones químicas o liberados por electrólisis. Desde 1860 la búsqueda se centró en los que se encontraban en muy pequeñas cantidades, los denominados “trazas”. Los mismos solamente podían ser detectados con la ayuda de instrumentos especializados como el espectroscopio inventado por Bunsen y Kirchhoff.
Bunsen, que era hijo de un profesor de lenguas modernas de la Universidad de Göttingen, obtuvo su doctorado en 1830. Más tarde consiguió una beca para viajar durante tres años visitando fábricas, sitios de interés geológico y laboratorios de investigación famosos como el de Gay-Lussac en París. En sus comienzos realizó investigaciones en química orgánica lo que le costó su ojo izquierdo a raíz de un accidente (un compuesto de arsénico, el cianuro de cacodilo, explotó y las proyecciones lo alcanzaron). Posteriormente y durante toda su carrera estuvo muy interesado en asuntos relacionados con la geología. En una ocasión realizó la temeraria determinación de la temperatura del agua del Gran Geyser de Islandia, justo antes de su erupción.
Bunsen y Kirchhoff, que era físico recibido en Königsberg, se conocieron y se convirtieron en amigos en 1851, cuando el primero permaneció durante todo el año en la Universidad de Breslau donde Kirchhoff también enseñaba. En 1852 fue trasladado a la Universidad de Heidelberg donde una vez instalado hizo arreglos para que Kirchhoff fuera invitado a radicarse allí.
El trabajo más importante de Bunsen fue el desarrollo de varias técnicas utilizadas en la separación, identificación y determinación de propiedades de las sustancias. También introdujo mejoras en las baterías químicas utilizadas para aislar cantidades apreciables de metales puros. Además, inventó del mechero a gas que lleva su nombre y lo utilizó en la realización de ensayos de llama de metales y sales. La llama no luminosa del mechero no interfería con el ensayo pues todo el color observado se debía exclusivamente al metal o sal que se estudiaba. Esta línea de trabajo fue la que condujo al invento del espectroscopio.
Fue Kirchhoff quien sugirió que los colores parecidos de la llama podían ser diferenciados mediante el uso de un prisma; es decir, observando la luz emitida después de atravesar el prisma. Cuando iluminaba con una luz brillante, la llama coloreada por la emisión de un metal o una sal, las líneas oscuras del espectro de absorción de la luz correspondían a las longitudes de onda de las líneas características del espectro de emisión del mismo material.
Bunsen permaneció los últimos 40 años de su carrera en Heidelberg, durante ese tiempo tuvo numerosos discípulos entre los que se cuentan Meyer y Mendeleev.
BIBLIOGRAFÍA
1. BOTTANI, E. ODETTI, H. (2006). Química General (2da Edición). Centro de Publicaciones. Universidad Nacional del Litoral.
2. CHANG, RAYMOND. Química. Sétima Edición. Mc Graw Hill.2002.
Dr. Héctor Santiago Odetti <hodetti @ fbcb.unl.edu.ar>
Dpto. de Química General e Inorgánica. Facultad de Bioquímica y
Ciencias Biológicas. Universidad Nacional del Litoral. ARGENTINA.
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