El D.D.T. (Dicloro-Difenil-Tricloroetano) fue sintetizado en 1874 por O. Zeidler, pero su acción insecticida sólo fue descubierta en 1939 por Paul Müller (Premio Nóbel de Medicina y Fisiología 1948) y fue patentado en 1942. Sus productos fueron comercializados en Suiza a partir de 1941 y muy pronto se convirtió en el insecticida más consumido en el mundo.
Antes del descubrimiento del DDT sólo existían 2 tipos de insecticidas: los preparados con arsénico, de elevada toxicidad y muy persistentes en el medio ambiente, y los extraídos de plantas, que perdían su eficiencia rápidamente al exponerlos a la intemperie. Por eso, cuando se descubrió el DDT, fue considerado el primer insecticida ideal, pues no se conocían efectos adversos para la salud humana ni para el medio ambiente.
Durante la II Guerra Mundial, como Suiza se mantuvo neutral, informó a ambas partes (Aliados y Países del Eje) sobre el descubrimiento y usos del DDT. Sólo los Aliados occidentales percibieron su utilidad en tiempos de guerra. Así, el DDT logró éxitos espectaculares en el combate de insectos (como mosquitos, piojos y pulgas) que transmiten terribles plagas (malaria, fiebre amarilla, tifus, etc.) a tal extremo que, en 1945, Sir Winston Churchill manifestó que era un compuesto “milagroso”.
Finalizada la II Guerra Mundial, el DDT comenzó a ser utilizado en forma extensiva e intensiva en los países desarrollados, para controlar las plagas de insectos que atacaban las cosechas. Inicialmente fue usado en árboles frutales y verduras, posteriormente en plantaciones de algodón.
Algunas poblaciones de insectos se volvieron resistentes a la acción del DDT, disminuyendo su eficacia como insecticida. Pruebas realizadas en 1965 en la Universidad de Texas demostraron que el gusano del algodón era unas 30 mil veces más resistente al DDT que en 1960. Los insectos habían empezado a producir una enzima que logra eliminar un átomo de cloro y uno de hidrógeno del DDT transformándolo en un derivado llamado DDE (Dicloro-Difenildicloro-Etileno) que carece de actividad insecticida.
Como los agricultores lo aplicaron en cantidades cada vez mayores, su concentración en el medio ambiente se elevó rápidamente y empezó a afectar la capacidad reproductiva de las aves, ya que parece que interfiere en el metabolismo del calcio, originando huevos de cáscara muy delgada y débil, lo que perjudica su reproducción.
El DDT es un líquido incoloro de muy baja volatilidad y gran estabilidad en condiciones muy diversas. Por ello, se mantiene inalterable durante muchos años después de ser aplicado, cualidad por la que se lo califica como “persistente” o “duro”. Ha sido encontrado en lugares en los que nunca se ha aplicado, porque sus vapores son arrastrados por los vientos y, al cabo de algunos años, aparece en esos lugares.
Por ser casi apolar, es muy poco soluble en solventes polares como el agua, pero muy soluble en solventes apolares. Por ello, cuando está en contacto con los seres vivientes, se concentra en los tejidos grasos (apolares) de animales y plantas (“bio-concentración”) y su concentración va aumentando al ascender en la cadena alimentaria (“bio-magnificación”), con el riesgo de causar cáncer y alteraciones genéticas. Aplicado en un lago de California (1957), el agua contenía cerca de 0,02 ppm (partes por millón). Después de un tiempo se encontró que el plankton del lago contenía 5 ppm y los peces 2000 ppm de DDT. En la leche de muchas madres se ha encontrado DDT en cantidades que exceden largamente el máximo permitido.
En 1962 Rachel Carson, en su célebre libro “Primavera Silenciosa” (Silent Spring) denunció los efectos dañinos de varios compuestos, calificando al DDT como “elíxir de la muerte” por ser el responsable de provocar daños en la salud de diversas especies de pájaros. Además, el libro también cuestiona la confianza “ciega” de la humanidad en el progreso tecnológico.
Después de esta denuncia, el Fondo de Defensa Ambiental (Environmental Defense Fund, EDF) de los EEUU, prohibió o restringió severamente el uso del DDT en la mayoría de Estados. Similares restricciones se implantaron en Suecia en 1969 y luego en la mayoría de los países desarrollados. En 1972, la Agencia de Protección Ambiental Norteamericana (Environmental Protection Agency, EPA) prohibió su uso, excepto en los casos indispensables para la salud pública. Actualmente, está prohibido en por lo menos 86 países, pero su uso continúa en países en desarrollo para combatir la malaria y otras dolencias tropicales.
BIBLIOGRAFÍA
- Resíduos de agrotóxicos: Historia del DDT.- Quimica Nova, vol. 32, # 4, 996-1012 (2009).
- “Ciencia Ambiental”.- G.T. Miller.- Ed. Thomson. México (2003).
Q.F. Juan José León Cam <jjleon @ lamolina.edu.pe>
Dpto. de Química. U. Nacional Agraria La Molina
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