Los
primeros esteroides utilizados fueron extraídos de la orina, de ovarios, de
testículos o de glándulas suprarrenales. Luego empezaron a sintetizarlos a
partir de diversas materias primas como el colesterol que se usó para la
síntesis de testosterona (1935) y de progesterona (1938) o el ácido
desoxi-cólico (un ácido biliar) con el que se sintetizó cortisona. Debido a la
escasez de la materia prima y a lo laborioso de los procedimientos, los
productos eran demasiado costosos y solo se utilizaban en labores de
investigación.
En
1939 Russell Marker desarrolló un método (la “Degradación de Marker”) que es la
base para la producción de hormonas sintéticas y que, en 1942, le permitió
obtener (en forma abundante y económica), progesterona y cortisona a partir de
“diosgenina”, una sapogenina esteroidal que se encuentra en los tubérculos de
una planta mexicana, el ñame o “cabeza de negro” (Dioscorea mexicana). Con ello, el precio de los esteroides bajó de
ochenta a un dólar el gramo. Las sapogeninas esteroidales son un grupo de
compuestos que se encuentran en algunas familias o géneros botánicos y son
considerados la mejor materia prima para la semi-síntesis de esteroides. En
1944 Marker y dos socios fundaron en Ciudad de México la empresa Syntex S. A.
La idea de una píldora anticonceptiva nace en 1937 cuando se comprobó que las inyecciones de progesterona suprimen la ovulación en conejas. Las píldoras anticonceptivas contienen hormonas similares a las producidas en los ovarios y actúan disminuyendo la producción de gonadotropinas con lo que se suprime la ovulación. Pueden contener una mezcla de estrógenos y progestinas o progestágenos (sustancias de actividad similar a la progesterona) o solo progestinas. Además de evitar la ovulación, producen el engrosamiento de la mucosidad del cuello uterino (dificultando el ingreso del espermatozoide) y, por si falla lo anterior, también afectan el endometrio (revestimiento del útero) evitando que el óvulo fertilizado se anide en sus paredes.
En 1938 se sintetizó el etinil-estradiol un estrógeno activo por vía oral que es uno de los componentes más utilizados en las píldoras anticonceptivas, pero la invención de “la píldora” es atribuida al químico mexicano Luis Miramontes porque, en 1951, culminó una serie de reacciones con las que sintetizó la nor-etisterona (o nor-etindrona) la primera progestina oral altamente activa y el compuesto base del primer anticonceptivo oral sintético, aunque la patente de la síntesis fue compartida con Carl Djerassi y George Rosenkranz. A diferencia de la progesterona, la nor-etisterona no es afectada por los jugos digestivos y se mantiene eficaz al ingerirse por vía oral. Además, su efecto es mucho mayor que el de la hormona natural. En 1960 la Food and Drug Administration (FDA) autorizó la venta de la píldora como anticonceptivo oral y en 1961 empezó su comercialización. En el 2003 la nor-etisterona fue considerada una de las 17 moléculas más importantes en la historia de la humanidad.
En los años 1970 se demostró que los anticonceptivos orales aumentaban el riesgo de daños cardiovasculares y que los productos con más estrógenos estaban relacionados con mayores casos de embolia pulmonar, trombosis cerebral y coronaria. Con la finalidad de obtener mayor eficacia y evitar los efectos indeseables se disminuyeron las dosis (microdosis) y se modificó la combinación de hormonas. Actualmente es considerado un método muy seguro y con una eficacia superior al 99%, pero siempre debemos recordar que no protege contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS).
La píldora anticonceptiva es considerada uno de los inventos más importantes de la humanidad y el “fármaco más estudiado de la medicina”. Pocos acontecimientos han tenido efectos tan profundos sobre aspectos tan variados y sensibles del ser humano como son su sexualidad y reproducción. Las mujeres pueden liberar su vida sexual de la maternidad y con ello se ha progresado en la búsqueda de la igualdad entre ambos sexos.
En
1953 se descubrió, en forma casual, que algunos esteroides sintéticos poseen
una actividad biológica mucho mayor (y menores efectos secundarios) que los
naturales, aunque sus estructuras sean muy similares. Así, la actividad
anti-inflamatoria y mineralo-corticoide de la dexametasona y la prednisona es varias
veces mayor que las hormonas naturales. Con estos esteroides se han
desarrollado medicamentos que se usan en la actualidad.
La
testosterona y otros esteroides anabólicos sintéticos aumentan la síntesis de
proteínas, lo que incrementa el tamaño y resistencia de las fibras musculares.
Por ello muchos atletas los han utilizado para mejorar su rendimiento. En la
mayoría de deportes están prohibidos porque son una forma de dopaje y su uso
frecuente presenta el riesgo de efectos adversos.
BIBLIOGRAFÍA
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75262010000400001
Q.F. JUAN JOSÉ LEÓN CAM <jjleon@lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad Nacional Agraria La Molina. PERÚ.