En el mercado pueden encontrarse unos
dispositivos muy simples y de bajo costo para calentar las manos. Funcionan en
un amplio rango de temperaturas, no requieren de energía eléctrica ni pilas y
calientan de forma inmediata durante un tiempo considerable. Por lo tanto, son
una importante herramienta médica para casos de urgencia. Se trata de una
pequeña bolsa de plástico que contiene una solución transparente y un pequeño
disco metálico. Cuando se ejerce una ligera presión sobre el disco, la solución
del interior comienza a cristalizar (se vuelve sólida), desprendiendo gran
cantidad de calor durante cierto tiempo. El sistema puede regenerarse con sólo
calentarlo durante unos 10-15 minutos en agua hirviendo y dejarlo enfriar. De
esta manera, el dispositivo está nuevamente disponible para ser utilizado.
La solución contenida en la bolsa de plástico
se ha preparado calentando 20 partes (en masa) de acetato y 3 partes de agua.
Es una solución sobresaturada porque la cantidad de soluto (acetato) es mayor a
la que es capaz de disolver esa cantidad de disolvente (agua) a temperatura
ambiente. Como toda solución sobresaturada, se encuentra en un estado inestable
que se altera fácilmente ante cualquier perturbación. En este caso, la presión
o flexión del disco metálico origina la cristalización del acetato con
desprendimiento de calor.
La principal diferencia entre los estados
sólido, líquido y gaseoso está en las fuerzas de atracción que existen entre
sus moléculas o partículas. En el estado sólido (cristalino), las moléculas
tienen fuerzas de atracción muy grandes, capaces de mantener su forma y
volumen, en el estado líquido estas fuerzas de atracción son más débiles,
manteniendo su volumen pero no su forma (adquiere la forma del envase) mientras
que en el estado gaseoso las fuerzas son tan débiles que las moléculas están
moviéndose constantemente (produce su característica presión) y no se mantiene
la forma ni el volumen. Para pasar del estado sólido al líquido (fusión) se
requiere suministrarle la energía (calor) suficiente para debilitar las fuerzas
de atracción del sólido. Igual sucede para el cambio del estado líquido al
gaseoso (vaporización).
Para que un sólido se disuelva en un líquido,
es necesario que entre las moléculas de ambos (soluto y solvente) existan
fuerzas de atracción. Estas nuevas fuerzas (cuya formación genera calor) deben
reemplazar a las que existían entre las moléculas del soluto y también entre
las del solvente. Es decir, las nuevas fuerzas de atracción (soluto-solvente)
deben sustituir a las antiguas fuerzas (soluto-soluto y solvente-solvente). Si
el calor generado por la aparición de estas nuevas fuerzas de atracción es
mayor que el calor consumido en romper las antiguas fuerzas, el proceso
desprenderá la diferencia de calor, si sucede lo contrario el proceso absorberá
calor.
A continuación se muestra, en fotografías
tomadas con pocos segundos de diferencia, cómo avanza la cristalización del
acetato de sodio en el agua, producida al presionar el disco metálico.
Para revertir el proceso y hacer que el
calentador de manos se pueda volver a utilizar, debemos gastar energía para
disolver nuevamente los cristales formados. Ello se consigue calentando el
sistema por unos 10 minutos en agua hirviendo y dejando enfriar. Al bajar la
temperatura hasta los 54ºC
el acetato debería empezar a cristalizar, pero no lo hace y continúa así hasta
alcanzar la temperatura ambiental. Queda como una solución sobresaturada y ha
acumulado un exceso de energía, que entregará como calor al volver a presionar
el disco metálico y se produzca la cristalización. La presión o flexión del
disco metálico proporciona un núcleo a partir del cual se genera el cambio al
estado sólido o cristalino del acetato.
La propiedad de absorber y desprender calor de
los procesos y reacciones químicas se usa en varias aplicaciones prácticas como
el calentador de manos o calentador químico. Este sistema de calentamiento
puede encontrarse en el mercado en distintas formas y presentaciones para
usarse, por ejemplo, como compresas a aplicar sobre una lesión, o para calentar
los biberones.
BIBLIOGRAFÍA
· Kenneth, W. Whitten, R. Davis, M. Larry Peck y George G. Stanlry. Química. Editorial Cengage Learning Ediciones,
S.A. Octava Edición. 2008.
http://www.creces.cl/new/index.asp?imat=++%3E++13&tc=3&nc=5&art=1176
Ing.VÍCTOR CARO-SÁNCHEZ BENÍTES <vcaro @ lamolina.edu.pe>
Departamento de Química. Universidad Nacional Agraria La Molina.